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jueves, agosto 10, 2006

TRATAMIENTO DE LA FASCITE PLANTAR BILATERAL POR LA TÉCNICA DE LA CROCHETAGEM

TRATAMIENTO DE LA FASCITE PLANTAR BILATERAL POR LA TÉCNICA DE LA CROCHETAGEM.

AUTOR:RODRIGO BAPTISTA DE SANT’ANNAESPECIALISTA EN FISIOTERAPIA EN TRAUMATOLOGÍA Y ORTOPEDIA. Artículo científico presentado al Curso de Postgrado Lato Sensu – Fisioterapia en Traumatología y Ortopedia de la Universidad Estácio de Sá, como requisito parcial para obtención del grado de ESPECIALISTA EN FISIOTERAPIA EN TRAUMATOLOGÍA Y ORTOPEDIA. RÍO DE JANEIRO 14 DE DICIEMBRE DE 2004.UNIVERSIDAD ESTÁCIO DE SÁPOSTGRADO LATO SENSU – FISIOTERAPIA EN TRAUMATOLOGÍA Y ORTOPEDIA LA COMISIÓN EXAMINADORA, ABAJO SUSCRITA, APRUEBA El ARTÍCULO CIENTÍFICO
TRATAMIENTO DE LA FASCITE PLANTAR BILATERAL POR LATÉCNICA DE LA CROCHETAGEM: UN ESTUDIO DE CASO
Resumen
El presente estudio tuvo como objetivo, la verificación, a través de un estudio de caso de los efectos de la técnica de la Crochetagem en el tratamiento fisioterapéutico de un paciente del sexo masculino, de 35 años, portador de fascitis plantar bilateral hay cerca de cuatro años, que nunca había sido sometido a ningún otro tipo de tratamiento. El paciente fue sometido la dos sesiones semanales, durante cinco semanas, totalizando diez sesiones; utilizando cómo único recurso, la crochetagem. Al final de las diez sesiones el paciente presentó ausencia de sintomatología en el pie izquierdo, y disminución considerable del dolor referido en el pie derecho, en posición ortostática; e importante disminución del dolor a la palpação en tuberosidad medial del calcáneo en los dos pies.
Introducción:
La fascitis plantar se refiere la un dolor plantar, al punto de origen de la fascia plantar, en la tuberosidad medial del calcáneo. Se caracteriza por una inflamación ocasionada por microtraumatismos de repetición en el origen de la tuberosidad medial del calcáneo. Las fuerzas de tracción durante el apoyo llevan al proceso inflamatorio, que resulta en fibrosis y degeneración de las fibras que se originan en el hueso (SNIDER, 2000; HEBERT et. al; 2003; CYRIAX ; CYRIAX, 2001). Aunque parezca no estar directamente relacionada a ningún tipo específico de pie, la fascitis plantar surge con mayor frecuencia en individuos obesos (SNIDER, 2000; RIDLE et. al., 2004). Sus manifestaciones se caracterizan por el dolor local y alrededor de la base del calcáneo y en el arco plantar, principalmente a lo levantarse de la cama, o después de un periodo de reposo (GRISOGONO, 2000; MEIJA; KALB, 2000). Para Peterson; Renström (2002), la pronación excesiva del pie, presenta mayor probabilidad en el desarrollo de esta enfermedad, en virtud del aumento de la resultante de fuerza en la aponeurosis, en consecuencia del estiramiento del arco y expansión de los dedos.
El tratamiento fisioterapéutico de la fascitis plantar consiste en la utilización de ortesis, compradas listas, para amortecimiento del talón, acompañado de recursos de analgesia y combate al proceso inflamatorio, y ejercicios que promuevan la disminución de la tensión en el tendón calcáneo y en la fascia plantar, siendo el estiramiento, el ejercicio más comúnmente utilizado (SNIDER, 2000).
La crochetagem mioaponeurótica es una técnica manipulativa, desarrollada por el fisioterapeuta sueco Kurt Eeckman, colaborador del Dr. James Cyriax, a la partir de la limitación palpatoria de las técnicas convencionales (BAUMGARTH, 2003; BUSSIÈRES, 2004). La técnica se basa en la utilización de ganchos o “crochets”, que son utilizados en la quiebra de las adherencias del sistema músculo-esquelético (SARAIVA et.al, 2003). Su objetivo principal es la rotura de puntos de fibrosis, generalmente causados por la acumulación de cristales de oxalato de calcio en los planes aponeuróticos, causando irritación (BAUMGARTH, 2003; VARGAS, 2004; BUSSIÈRES, 2004).
También conocida como diafibrólisis percutanea, la crochetagem está indicada en cualquier afección osteomioarticular que lleve a una fibrosis o formación de adherencias, así como en las neuralgias, en especial, aquellas ocasionadas por alteraciones miofasciales. Ha sido divulgada y difundida entre los fisioterapeutas brasileños, aunque no existan estudios científicos a cerca de sus efectos en lengua portuguesa. La poca literatura existente, está, en su mayoría, en francés o alemán (VARGAS et. al, 2004; SARAIVA et. al, 2003; BAUMGARTH, 2003)
El presente estudio objetivó la verificación de los beneficios de la crochetagem mioaponeurótica, en el tratamiento fisioterapéutico de un paciente portador de fascitis plantar bilateral. La elección de la técnica se dio por la facilidad en el transporte y utilización del instrumental, así como por la simplicidad de su ejecución y necesidad de poco tiempo de aplicación. Revisión de literatura anatómica, la fascia se refiere la una lámina o membrana de tejido conjuntivo que reviste cada músculo, órgano o conjunto de órganos, con función de protección (DÂNGELO; FATTINI, 2001; BIENFAIT, 1999). Sin embargo, aún según Bienfait (1999), fueron las osteopatías que crearon el concepto de fascia como un conjunto membranoso continuo, representando una única unidad funcional.
La región plantar del pie es revestida por una fascia, de forma triangular, denominada aponeurosis plantar (FIELD, 2001). Esta franja extensa de tejido conectivo se inserta próximamente a la superficie del tubérculo medial del calcáneo y distalmente a las articulaciones metatarso-falangianas, donde se funden a los ligamentos capsulares (PRENTICE, 2002).
Según Hebert et. al. (2003); la fascia plantar consiste en la principal estructura estabilizadora pasiva del arco longitudinal medial del pie. Filho (2001) afirma que las funciones de estabilización y soporte del pie en la posición ortostática y durante la locomoción, implican en su apoyo en el suelo a través de la región plantar. Ese apoyo se da a través del triángulo de sustentación, que tiene como vértices la extremidad posterior del calcáneo y las cabezas del primero y quinto metatarsos. El arco plantar permite una mayor flexibilidad en el apoyo, así como un mayor amortiguación de impactos tanto en la posición ortostática como durante la marcha.
La fascitis plantar puede ser definida como una afección caracterizada por el dolor en la región plantar del calcáneo, que puede extenderse por toda la fascia plantar. Su manifestación es insidiosa, y su sintomatología es más evidente por la mañana, o después de un periodo de reposo. Generalmente mejora después de actividad (primeros pasos), aunque en algunos casos, el dolor pueda persistir por todo el día (BUSSIÈRES, 2002; HEBERT et. al., 2003; SNIDER, 2000; FILHO, 2001; ALDRIDGE, 2004). Para Hebert et. al. (2003); el aumento en el cuadro doloroso al primer apoyo matutino se debe al hecho de que durante el sueño, la inactividad de los músculos dorsiflexores promueve un encurtamento de la fascia plantar. El primer apoyo provoca un estiramiento brusco de la aponeurosis, lo que provoca el dolor. Según el mismo autor, carreras, saltos y actividades impactantes empeoran el dolor. Riddle et. al. (2004) afirma que las pérdidas funcionales decurrentes de la fascia plantar, están relacionadas solamente a las actividades que envuelven carrera, y actividades profesionales y hobbies que envuelven sustentación de peso; no habiendo relación con pérdida de amplitud de movimiento (ADM) y pérdida de fuerza y trofismo muscular.
Al examen físico, es verificada marcha antálgica, con apoyo sobre la parte lateral o anterior del pie. Hay palpación dolorosa de la región medial del calcáneo y la dorsiflexión de los dedos exacerba los síntomas, por la distensión de la fascia plantar. El dolor producido por la fascitis plantar generalmente no es incapacitante, aunque pueda limitar algunas actividades (HAMER et. al., 2003; ALDRIGE, 2004). Puntos dolorosos en la región medial del gemelo y del tendón calcáneo pueden ser encontrados, lo que demuestra una relación entre la fascitis plantar y la rigidez del tendón calcáneo y musculatura posterior de la pierna (HEBERT et. al., 2003; HAMER et. al., 2003).
Varias pueden ser las causas de la fascitis plantar, como disturbios anatómicos y biomecánicos. Prentice (2002), cita la diferencia entre la largura de los miembros, la pronación excesiva de la subtalar, la falta de flexibilidad del arco longitudinal y la rigidez de las musculaturas del gemelo, así como el uso de calzados inadecuados y el aumento del tamaño del paso durante la carrera. Para Cyriax; Cyriax (2001) La fascitis plantar tiene inicio con un esfuerzo prolongado en posición ortostática, en pacientes con acortamiento de los músculos del gemelo y con los pies cavos. Huang et. al (2004) demostraron en su estudio, una incidencia mayor de fascitis plantar en individuos con pie plano flexible, que en individuos con arco plantar normal. Hebert et. al. (2003), afirma que tanto el pie cavo como el pie plano, son factores pre-disponentes, así como traumatismos de repetición, asociados a la intensidad duración y frecuencia de la actividad, y la dureza de lo piso. Sin embargo, según Peterson; Renström (2002), aunque el estiramiento del arco plantar y la expansión de los dedos ocasionados por la pronación, sometan a la aponeurosis a un aumento de tensión, no hay una conexión explicita entre el pie plano o el pie cavo con la fascitis plantar. El hecho de que aproximadamente un 60% del peso corporal estén distribuidos sobre el talón, de 31 a un 38% en la región de la cabeza de los metatarsos y solamente cerca de un 5% en la región medial del pie (MANFIO et. al, 2001), tal vez explique esa falta de relación directa con el tipo de pie. Según Snider (2000), la fascitis plantar ocurre con más frecuencia en individuos obesos. Esa afirmación es corroborada por el estudio de Ridle et. al. (2004) que demuestra una relación angosta entre el aumento del Índice de Masa Corporal (IMC), y las manifestaciones clínicas de la enfermedad.
Bussières (2002) afirma que la fascitis probablemente sea un proceso inflamatorio ocasionado por microtraumas, que vienen a acelerar el proceso de envejecimiento (degeneración) normal de la aponeurosis plantar. esto coincide con el pensamiento de Herbert et al. (2003); de que las fuerzas de tracción que ocurren durante el apoyo desencadenan el proceso inflamatorio, resultando en fibrosis y degeneración.
La epidemiología muestra que la mayor incidencia de la enfermedad se da entre las mujeres, en su mayoría obesa .En hombres, la prevalencia es mayor en los practicantes de deportes, especialmente los que practican carreras (HEBERT et. al., 2003; SNIDER, 2000). En su estudio, Imamura; Carvalho Jr. (1996), verificaron que de las 29 personas estudiadas, 26 eran del sexo femenino, representando un 90% de la muestra Cavanagh et. al. apud Manfio et al., (2001) no encontraron en su estudio, relación directa entre el peso corporal, y los picos de presión plantar, lo que indica que aunque haya una gran incidencia en personas obesas, el exceso de peso no debe ser visto como un factor primario en la ocurrencia de la fascitis plantar.
Aún en su estudio, Bussières (2002) cita el trauma directo o indirecto, la pronación excesiva del pie, el derrumbamiento del arco plantar, la retracción del gastrocnemio y el aumento de la tensión de la aponeurosis plantar durante la fase de propulsión como posibles causas de la fascitis plantar.
En su estudio, Tokars et al. (2003) demostraron que el tipo de calzado puede ocasionar síndromes dolorosos en los pies, rodillas, caderas y columna, lo que puede establecer una relación entre el uso de calzados inadecuados y la fascitis plantar.
El tratamiento de la fascitis plantar es eminentemente conservador e incluye la administración de antiinflamatorios no esteroides; el uso de palmillas de material blando para soporte del talón y en algunos casos del arco longitudinal; restricción de las actividades que causen apoyo prolongado, deambulación de larga distancia, saltos y carreras; ejercicios para estiramiento de la fascia plantar, tendón calcáneo y gastrocnemio; así como recursos que promuevan analgesia y disminución de las tensiones (SNIDER, 2000; PRENTICE, 2002; HEBERT et. al.,2003). La infiltración de corticoides puede ser utilizada en casos persistentes, sin embargo ofrece el riesgo de atrofia y degeneración del coxim adiposo, así como la degeneración y ruptura de la fascia (BUSSIÈRES, 2002; HEBERT et. al., 2003).
La crochetagem mioaponeurótica, también conocida como diafibrólisis percutanea es una técnica de tratamiento manipulativo del aparato locomotor, que busca combatir las algias por la destrucción de las adherencias y fibrosis, a través de la utilización de ganchos o “crochets”, aplicados sobre la piel (BURNOTTE; DUBY, 1988; BAUMGARTH, 2003; SARAIVA et. al., 2004; BUSSIÈRES, 2004).
La técnica fue desarrollada por el fisioterapeuta sueco Kurt Eeckman, lo cual fue asistente del Dr. James Cyriax, en el periodo post-segunda guerra mundial. Las limitaciones palpatórias en la ejecución de las técnicas convencionales de terapias manuales, de entre ellas el masaje profundo de Cyriax, lo llevaron a desarrollar una serie de ganchos, que tuvieron su forma, material y técnica de aplicación desarrollada progresivamente.
Después de ganar notoriedad con el éxito en el tratamiento de la Nevralgia de Arnold, Kurt Eeckcman enseñó el método a varios compañeros, de entre ellos, P. Duby y J. Burnotte, que pasaron a desarrollar un abordaje menos agresivo y dolorosa, basada en los conceptos de cadenas musculares y de la osteopatía ().
Aún según Baumgarth (2003); Burnotte; Duby (1988) la diafibrólisis posee tres efectos básicos: el efecto mecánico, el efecto circulatorio y el efecto reflejo. Sus principales indicaciones son las adherencias consecutivas a un traumatismo o la una fibrosis cicatricial, las algias del aparato locomotor (inflamatorias o no, las neuralgias como consecuencia de la irritación mecánica de los nervios periféricos, y por fin, los síndromes tróficos de los miembros.
Aunque sea un método con pocas contra-indicaciones, es importante considerar la agresividad o impericia del terapeuta, los malos estados cutáneos y circulatorios, así como su aplicación directa sobre procesos inflamatorios.
El gancho es constituido de acero y posee dos extremidades, con curvaturas diferentes, para un mejor contacto con las diferentes estructuras y accidentes anatómicos. Cada curvatura termina en forma de espátula, que reduce la presión ejercida sobre la piel, haciendo el contacto poco doloroso. La referida espátula presenta una convexidad en la faz externa, y una superficie plana en la parte interna, lo que facilita su interposición entre los planos tisulares profundos.
Según Baumgarth (2003); Burnotte; Duby (1988), El principio del tratamiento se basa en un abordaje del tipo “centrípeto”. En la presencia de un dolor localizado en un local específico, el terapeuta inicia su búsqueda palpatoria manual de las regiones alejadas, proximal y distál del foco doloroso. Esta búsqueda palpatoria sigue cadenas lesionales que están en relación anatómica (mecánica, circulatoria y neurológica) con la lesión. Esta concepción permite evitar el aumento del dolor, llamado de efecto rebote, consecuencia de un tratamiento exclusivamente sintomático.
La técnica de la crochetagem se divide en tres fases sucesivas: Palpación digital, palpación instrumental y fibrólisis. Hay aún, la técnica perióstea el drenaje.
La palpación digital consiste en una especie de amasamiento digital, realizado con la mano izquierda, que permite un delineamento del área a ser tratada. La palpação instrumental, realizada con el gancho que mejor se adapte la estructura a ser tratada, sirve para la localización precisa de las fibras conjuntivas adherentes y los corpúsculos fibrosos, y es realizada colocándose la espátula del gancho junto al dedo indicador de la mano izquierda.
La fibrólisis consiste en una tracción complementaria, realizada con la mano que coge el gancho, al final de la fase de tracción instrumental. Esa fase corresponde al tiempo terapéutico.
La técnica perióstea se caracteriza por un raspage superficial de la estructura anatómica a ser tratada, con una asociación entre la utilización del gancho y una movilización manual del tejido periostio. Es indicada para descolocamiento de áreas de inserciones ligamentosas y tendinosas
El drenaje consiste en el deslizamiento superficial de la superficie convexa del gancho mayor sobre las estructuras miofasciales, a fin de promover relajamiento y aumento del aporte sanguíneo.
Aunque sea un recurso manipulativo de tejidos corpóreos y, por lo tanto, esté en el ámbito de la Fisioterapia, esta técnica no es de dominio exclusivo de ella. Por ser reciente, existe poca bibliografía a respeto, siendo en la mayoría en francés y alemán (BAUMGARTH, 2003).
El tratamiento de la fascitis plantar, a través de la crochetagem, no objetiva solamente el pie y la fascia plantar. La musculatura posterior de la pierna debe ser abordada, en función de su conexión con la etiología de la enfermedad (BAUMGARTH, 2004; NATIVIDADE, 2004).
El tratamiento comienza por un estiramiento de la musculatura del tríceps sural, que puede ser sustituido por la fibrólisis (tracción), seguido de un raspage de la fascia plantar con lo bordo menor del gancho, para que ocurra una hiperemia del tejido. Enseguida, es realizada un drenaje, con el lado mayor del gancho, siempre en el sentido distal para proximal, objetivando mejorar la irrigación, a través de la irritación de la fascia plantar. El tratamiento sigue en el tendón calcáneo, que es traccionado con lo bordo menor del gancho, objetivando disminuir la tensión causada por el tensionamiento de la musculatura del tríceps sural. Por último, la musculatura del tríceps sural será ganchada con el lado mayor del gancho, y enseguida será drenada en el sentido distal para proximal. Después de todo el procedimiento con el gancho, una nueva secuencia de estiramientos puede ser realizada, a fin de mejorar la respuesta del cuerpo al tratamiento (BAUMGARTH, 2004; NATIVIDADE, 2004).
Los resultados prácticos observados en la utilización de la crochetagem en el tratamiento de la fascitis plantar están de acuerdo con los objetivos generales del tratamiento de esta afección, por que demuestren disminución de la tensión de la musculatura posterior de la pierna y tendón calcáneo, así como la disminución del proceso inflamatorio en la fascia plantar y analgesia (JORDÃO, 2004). Materiales y Métodos El presente estudio evaluó la técnica de la crochetagem en un paciente de 35 años de edad músico profesional, sedentario, portador de fascitis plantar bilateral hay aproximadamente cuatro años, sin tener se sometido a tratamiento clínico o fisioterapéutico; sólo utilizando recursos paliativos como estiramientos esporádicos y masajes. El tratamiento fue realizado en domicilio del propio paciente, durante cinco semanas, con dos sesiones semanales, totalizando diez sesiones. Fueron utilizadas como parámetros de evaluación, los dolores referidos por el paciente en región medial del calcáneo, al quedarse en posición ortostática y a la palpação de la tuberosidad medial del calcáneo, antes y después del tratamiento. Para cuantificación del dolor, fue utilizada una escala de graduación, donde el paciente cuantifica visualmente su dolor al largo de una línea continúa de 10cm, siendo cero ausencia total de dolor, y 10 dolor más grave (MAGEE, 2OO2). La evaluación se limitó a la cuantificación visual del dolor, una vez que la pérdida funcional decurrente de la fascitis se limita a la dificultad de realizar actividades que incluyen carreras y apoyo ortostático (HEBERT et. al.. 2003; RIDDLE et, al. 2004). Las sesiones tuvieron duración media de 30 minutos, y constaron solamente de la utilización de la crochetagem, debido a la practicidad en el transporte del instrumental y aplicación de la técnica. Durante el tratamiento, el paciente no fue orientado a utilizar ningún otro tipo de recurso.
El tratamiento fue realizado en una camilla, con el paciente en posición prona y supina, de acuerdo con la técnica utilizada. Inicialmente, con el paciente en decúbito ventral, fue realizada la fibrólisis de la musculatura del gemelo, con énfasis en la porción medial del gastrocnemio, y del tendón calcáneo, traccionando todo el trayecto de la musculatura con la parte cóncava del gancho mayor (Figura1) y el tendón con la parte cóncava del gancho menor. Enseguida, aún con el paciente en decúbito ventral, fue realizada la técnica perióstea, raspando con la espátula del gancho menor, orientada por la punta del dedo indicador, los bordos medial, posterior y lateral del calcáneo y la fascia plantar; seguido de la fibrólisis (tracción) de la aponeurosis plantar, con el gancho menor (Figura 2). En la secuencia, el drenaje de la región plantar, en el sentido disto proximal, en decúbito dorsal (Figura 3). Por ultimo, nuevamente en decúbito ventral, fue realizado el drenaje de la musculatura del gemelo. El procedimiento de drenaje, tanto de la fascia plantar, cuando de la musculatura, fue realizado con la parte convexa del gancho mayor.
Figura 1 – fibrólisis de la musculatura del gemelo
Figura 2 – fibrólisis de la aponeurosis plantar Figura 3 – Drenaje de la región plantar
Resultados y discusión
En la evaluación inicial, el paciente cuantificó su dolor como grado 8 en posición ortostática y grado 9 a la palpação en pie derecho; y grado 6 en posición ortostática y grado 6 a la palpação en pie izquierdo (figura 4). Después de las diez sesiones, cuantificó en grado 4 en posición ortostática y grado 4 a la palpación en pie derecho; y ausencia de dolor (grado cero) en posición ortostática y grado 2 a la palpação en pie derecho (figura 5). Relató también mejora considerable en sus actividades de la vida diaria, una vez que las mismas eran significativamente limitadas por el dolor. La ausencia total de dolor en el pie izquierdo y la importante disminución en el pie derecho, cuando en ortostatismo, permitieron al paciente un mejor ingreso en sus actividades profesionales, una vez que necesita pasar horas en pie.

Evaluación del dolor después del tratamiento
Los resultados de este estudio no pueden ser considerados generalizados la una población, haya vista, que el mismo fue realizado sobre un único caso. Sin embargo, vale la pena resaltar la importancia de investigarse nuevos recursos en el tratamiento de esta afección que se no incapacita, lleva al menos a la limitación de las actividades diarias y deportivas (HAMER et. al.,2003). En el caso en cuestión, el paciente tenía sus actividades profesionales restrictas por el dolor, y evitaba actividades físicas por el mismo motivo. De acuerdo con esta investigación, la crochetagem parece ser un recurso eficiente en el tratamiento sintomático de la fascitis plantar, una vez que redujo considerablemente la sintomatología del paciente, promoviendo así una mayor funcionalidad y solaz. Eso se dio por la disminución de la tensión sobre la aponeurosis plantar, disminución de la rigidez y adherencias del tendón calcáneo y músculo gastrocnemio, y aumento del aporte sanguíneo, auxiliando en el combate al proceso inflamatorio y en la analgesia, alcanzando de esa forma, de manera directa, los objetivos generales del tratamiento de esta infección, preconizados por los autores estudiados. La disminución del dolor referido, principalmente en posición ortostática, donde oye ausencia total de dolor en el pie izquierdo, después del tratamiento; permitió al paciente una mayor funcionalidad, principalmente en lo que concierne a la deambulación y al ortostatismo por tiempo prolongado, que son las actividades directamente perjudicadas por la fascitis plantar, de acuerdo con Hebert et. al. (2003). Para Jordão (2003), al comprometer la deambulación y el ortostatismo del individuo, la fascitis plantar puede afectar su salud en su aspecto social. Aún según este autor, la crochetagem puede promover uno retorno rápido a las actividades diarias y profesionales, lo que pudo ser verificado en este estudio de caso. Cabe, sin embargo, observar que el tratamiento efectivo de la fascitis plantar envuelve no sólo el tratamiento sintomático, pero también el combate a las causas de la enfermedad, que pueden estar asociadas la causas intrínsecas como obesidad y características biomecánicas; y la causas extrínsecas, como tipo de vida, actividades repetitivas que pueden llevar la microtraumatismos, e incluso, calzados inadecuados (BUSSIÈRES, 2002; TOKARS et. al., 2003). Conclusión A pesar de la prácticamente inexistente referencia sobre la crochetagem, que nos permitan una mejor fundamentación, el presente estudio de caso demostró que fue posible reducir considerablemente los síntomas en el pie derecho, y prácticamente eliminarlos en el pie izquierdo del paciente, permitiendo que el mismo retornara a las sus actividades diarias y profesionales, dependientes de la deambulación y de la permanencia en posición ortostática. Cabe observar que la practicidad en el transporte y utilización del instrumento (gancho), la inexistencia de costes adicionales; así como la facilidad en la aplicación de la técnica hacen la crochetagem bastante atractiva como recurso terapéutico en el tratamiento de la fascitis plantar. Mayores estudios se hacen necesarios, utilizando un muestreo mayor, y parámetros de control más específicos, así como otras modalidades terapéuticas, para que la influencia de la técnica sea realmente verificada. Por ser una técnica aún poco conocida en Brasil, y sin publicaciones científicas, mayor investigación sobre la crochetagem deben ser hechas, para una mayor comprensión de sus efectos y aplicabilidades, ofreciendo a los fisioterapeutas, alternativas en los tratamientos de las afecciones del aparato locomotor.

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miércoles, agosto 09, 2006

El implante de un tejido de bioingeniería regenera cartílago lesionado de la rodilla

El implante de un tejido de bioingeniería regenera cartílago lesionado de la rodilla
Ésta es la conclusión a la que han llegado los autores de un estudio, de la Universidad de Bristol.
Su investigación demuestra que el tejido del cartílago obtenido mediante bioingeniería puede crecer y madurar cuando es implantado en pacientes con una lesión de rodilla. El nuevo tejido puede incluso llevar a la regeneración del cartílago en rodillas afectadas por la osteoartritis.El método de bioingeniería del tejido usado en este estudio partió del aislamiento de las células de cartílagos en buen estado obtenidas mediante cirugía de 23 pacientes con una edad promedio de 36 años. Después de hacer crecer las células en el cultivo durante 14 días, los investigadores las sembraron en soportes hechos de ácido hialurónico esterificado, crecieron en ellos durante otros 14 días, y se implantaron en las rodillas dañadas de los pacientes participantes en el estudio.La regeneración del cartílago se consiguió en 10 de 23 pacientes, incluyendo algunos con principios de osteoartritis de la rodilla, desarrollada como secuela de una lesión. La maduración de los implantes del tejido de cartílago preparado por bioingeniería fue evidente tan sólo 11 meses después del implante.
"Es la primera vez que hemos demostrado que el tejido del cartílago preparado con bioingeniería puede madurar en menos de 12 meses después de su implante en las rodillas, incluso en articulaciones que mostraban señales de osteoartritis", destaca Anthony Hollander, profesor de Reumatología e Ingeniería de Tejidos en la Universidad Bristol, que dirigió el estudio.Cuando no son tratadas, muchas lesiones del cartílago progresan hacia la osteoartritis, con la consiguiente necesidad del reemplazo final de toda la articulación. Es necesario continuar estas investigaciones, pero lo que parece ya quedar claro es que la nueva técnica será útil para mejorar los resultados de las intervenciones quirúrgicas de reparación del cartílago.

lunes, agosto 07, 2006

Estudio de la altura recomendada
del tacón
Sonia Hidalgo Ruiz1, Francisco Alonso Tajes2, Carolina Rosende Bautista2
Francisco M. García Blázquez1, Alfonso Martínez Nova1, Raquel Sánchez Rodriguez1
1Profesores de Podología Universidad de Extremadura
2Profesores de Podología Universidad de A Coruña
Correspondencia:
Sonia Hidalgo Ruiz
Centro Universitario de Plasencia
Avda. Virgen del Puerto, 2. 10600 Plasencia. Cáceres
E-mail: kirosony@unex.es

Resumen
En el presente artículo se analizan los resultados obtenidos
en estudios de diversos investigadores sobre la
altura máxima de tacón aconsejada y la diferencia observada
entre el tacón alto de aguja o el alto y ancho.
Además de aportar esta información nosotros queremos
ir un poco más allá cuantificando el efecto
que tiene la altura del tacón con respecto al pie para
poder certificar así cual es la altura más adecuada.
Para ello utilizaremos el sistema de plantillas
instrumentadas Bioofot que nos permitirá poder
observar como se reparten las presiones en retropié
y antepié, haciendo comparativas con calzado de
diferente altura de tacón en una misma paciente.
Pretendemos ofrecer como resultado de este estudio
una altura de tacón máxima recomendada.
También se pormenorizan las alturas máximas de
tacón recomendadas para las diferentes edades del
niño, calzado masculino, calzado femenino y calzado
de estar por casa, basándonos en las recomendaciones
realizadas por el Dr. Ramiro del Instituto
de Biomecánica de Valencia.
Como última parte se exponen los efectos nocivos
producidos por el uso de tacones altos tanto a nivel
del pie como del tobillo, rodilla, pierna, cadera,
columna y de la marcha.
Palabras clave: Tacón. Efecto nocivo del tacón.
Altura recomendada del tacón.

Introducción
El tacón se define como la parte posterior del calzado
que se fija al piso mediante adhesivos o elementos
metálicos. Su función es proporcionar suficiente
base de apoyo al talón y un área adecuada de
contacto con el suelo1
Pero ¿cómo se realiza una correcta medición de la
altura del tacón?, para ello hemos de diferenciar
entre dos tipos de calzado2:
Calzado de Calle: es aquel calzado en
el que el talón contacta con el calzado horizontalmente
o con poca inclinación.
La medición se realiza tomando como referencia el
punto más bajo del contacto del talón con el zapato
y el punto más bajo de la zona metatarsal que corresponde
a la zona ancha del calzado. La distancia
entre estos dos puntos nos proporciona la altura del
tacón en el calzado de calle.
Uniendo los dos puntos anteriormente descritos
obtenemos la inclinación del pie respecto a la línea
del suelo. Dato a tener en cuenta ya que nos sirve
como referencia debido a que algunos autores no
nos indican la altura máxima de tacón recomendable,
sino el ángulo de inclinación que debe tener el
pie dentro del calzado.
Calzado de vestir o de tacón: es aquel
calzado en el que el contacto del talón con el
calzado tiene una inclinación considerable.
La medición se realiza tomando la parte posterior
del calzado y el punto más bajo de la zona metatarsal.
La distancia entre estos dos puntos nos proporciona
la altura del tacón del calzado de vestir o de tacón.
Uniendo estos dos puntos obtenemos la inclinación
del pie respecto a la línea del suelo.

Altura máxima recomendada.
Estudios previos

En 1987 el Dr. Valenti realizó un estudio comparando
la distribución del peso entre el antepié y el
retropié con diferentes alturas de tacón, el resultado
se observa a continuación2 (Figura 3):
– 0 cm de tacón: el retropié soporta 57% del peso
y el antepié el 43%.
– 2 cm de tacón: el retropié soporta 50% del peso
y el antepié el 50%.
– 4 cm de tacón: el retropié soporta 43% del peso
y el antepié el 57%.
– 6 cm de tacón: el retropié soporta 25% del peso
y el antepié el 75%.
– > 6 cm de tacón: el retropié soporta 10% del
peso y el antepié el 90%.
Del estudio se desprende que es el tacón de 2 cm el
que reparte la presión entre retropié y antepié equitativamente,
y que hasta 4 cm la repartición de presiones
es aceptable.

Ebbeling et al en 1994 observa que hasta 5,08 cm se
mantiene el bienestar y no se aumenta el riesgo de
lesiones1. en 1995 el Dr. Ramiro del IBV aconseja
un tacón de aproximadamente 4 cm como máximo
que corresponde a un ángulo de inclinación de unos
8º-14º2. El Dr. Pérez Caballé, traumatólogo de la
Clínica la Milagrosa de Madrid, recomienda no pasar
de 5 cm de altura de tacón, añade que no pasa
nada por ponerse tacón de vez en cuando un par de
horas4.
El estudio realizado por médicos de la Harvard
Medical School de Boston coordinados por la Dra.
Casey Kerrigan y publicado en The Lancet concluye
aconsejando “dejen de calzar zapatos de tacón”,
la investigadora aporta los resultados de su trabajo
en el que se demuestra que los tacones altos, ya sean
gruesos o finos, elevan las posibilidades de desarrollar
una artrosis de rodilla4,5,6.
Para realizar el estudio se tomo a 20 mujeres con
una edad media de 34 años y un peso de 59 kilos.
Se le proporcionó a cada mujer un par de zapatos
con tacón fino y otro con tacón grueso ambos de 7
cm. Se midió el esfuerzo de las rodillas al caminar
con cada uno de los zapatos durante 10 metros
y se detecto que con el calzado de tacón fino
el esfuerzo adicional de la rodilla era del 22 por
ciento frente al 26 por ciento causado por el tacón
grueso4,5,7.
La Dra. Kerrigan expone que los zapatos de tacón
alto y grueso son más peligrosos que los finos, puesto
que resultan más cómodos y proporcionan mayor
estabilidad lo que hace que se puedan llevar
durante periodos más largos de tiempo y expone a
la mujer a sus efectos nocivos más rato4,5.
Altura máxima recomendada.
Nuestro estudio
Nuestro grupo de trabajo decidió realizar un estudio
y así poder aportar una recomendación fundada
a cerca de la altura del tacón adecuada. Para realizar
el estudio utilizamos el sistema Biofoot del Instituto
de Biomecánica de valencia (IBV) que consta
de unas plantillas instrumentadas autónomas que
nos permiten a través de un emisor de radiofrecuencia
analizar al paciente a una distancia de
hasta 200 m (Figura 4).
Realizamos diferentes mediciones con zapatos con
0 cm, 1,7 cm, 4,5 cm y 6 cm de tacón en una misma
paciente con un número 39 de calzado. Se analizó
caminando durante 5 segundos tomando como referencia
un paso medio.
De la gran cantidad de datos que nos ofrece el sistema
nos fijamos en la presión máxima alcanzada en
antepié y retropié, y en la media de presiones de
estas dos zonas.
Presión máxima: expresa en KiloPascasles el valor
de la máxima presión alcanzada. Se localiza en un
punto concreto.
Presión media: expresa en KiloPascales el valor de
las presiones medias que soportan las diferentes
zonas.
Presiones máximas:
– 0 cm de tacón: 267,2 kPa en retropié y 133,6
kPa en antepié.
– 1,7 cm de tacón: 964,1 kPa en retropié y 499,5
kPa en antepié.
– 4,5 cm de tacón: 1076,5 kPa en retropié y 964,4
kPa en antepié.
– 6 cm de tacón: 503,3 kPa en retropié y 2098,2
kPa en antepié.
Podemos observar que las presiones máximas se
mantienen más elevadas en el retropié en los zapatos
de 0, 1,7 y 4,5 cm. Conforme vamos elevan-
do la altura la presión se desplaza notablemente
al antepié lo que se hace patente en el calzado de
6 cm de tacón en que la presión soportada por el
antepié es 3 veces mayor a la soportada por el
retropié.
En el antepié el punto de máxima presión en los
zapatos de 0, 1,7 y 4,5 cm se localiza a
nivel de 4ª- 5ª cabeza metatarsal y con la altura de
tacón de 6 cm se desplaza hasta la 1ª cabeza
metatarsal.
Presiones medias :
– 0 cm de tacón: 20,6 kPa en retropié y 4,5 kPa en
antepié.
– 1,7 cm de tacón: 75,2 kPa en retropié y 28,6 kPa
en antepié.
– 4,5 cm de tacón: 84,6 kPa en retropié y 30,2 kPa
en antepié.
– 6 cm de tacón: 40,2 kPa en retropié y 67,5 kPa
en antepié.
Las presiones medias que soportan los zapatos con
0, 1,7 y 4,5 centímetros también son superiores en
el retropié que el antepié. La progresión en el aumento
de presión en el antepié no es tan elevada
como ocurría con las presiones máximas conforme
aumentábamos la altura del tacón, por ello podemos
observar que no existe casi diferencia entre las
alturas 1,7 y 4,5 cm respecto a la repartición de
presiones, pero en cambio el incremento en la presión
a nivel de antepié es notable en la altura de
tacón de 6 cm.
Analizadas las dos gráficas podemos decir que la
altura máxima recomendada según nuestro estudio
corresponde al zapato con 4,5 cm de tacón, debido
a que la presión máxima muestra un equilibrio entre
retropié y antepié sin producirse la sobrecarga
de este último ni cuando se analiza la presión máxima
ni en la media.
Alturas recomendadas según el I.B.V.
Por edad y sexo2
Calzado de principiantes: de 1,5 a 3 años.
- Número de calzado del 18-20: 0,3 cm.
- Número de calzado del 20-23: 0,5 cm.
Calzado infantil: de 4 a 7 años.
- Número de calzado del 23-25: 0,5 cm.
- Número de calzado del 26-28: 0,7 cm.
Calzado de niños: -de 7 a 10 años.
No se recomienda pasar de 1 cm de altura.
Calzado de niños: -de 10 a 12 años.
- Niños: 1,5 cm.
- Niñas: 2 cm.
Calzado masculino:
- Calzado de calle: 1,48-2,30 cm.
- Calzado de vestir: 1,78-2,69 cm.
Se recomienda 2 cm de altura.
Calzado femenino:
Se recomienda que el pie alcance un máximo de 14
grados de inclinación
- Zapato nº 30: 3,5 cm.
- Zapato nº 35: 4,06 cm.
- Zapato nº 40: 4,64 cm.
– Calzado 3ª edad: hasta 2,5 cm de tacón.
– Calzado de estar por casa: hasta 2 cm de tacón.
Efectos nocivos del tacón
El hecho de no respetar las alturas máximas recomendadas
para el tacón, a corto y a largo plazo va a
provocar alteraciones. Los efectos nocivos del tacón
no sólo se centran en el pie, estos se van a extender
al tobillo, rodilla, cadera, columna y por tanto
van a influir en la marcha:
Pie: la inclinación del pie va a producir un
aumento de la sobrecarga del antepié1 la proyección
vertical del peso del cuerpo se sitúa
sobre la vertical de las articulaciones
metatarsofalángicas sobretodo dela pimera8,
con un aplanamiento del arco anterior y predisposición
a la aparición del hallux rigidus y
valgus3.
A causa del deslizamiento que tiene el pie dentro
del zapato se van a producir deformaciones digitales
como los dedos en garra, las clinodactilias2 y el
antepié triangular3.
Todas estas alteraciones van a favorecer la aparición
de helomas e hiperqueratosis localizadas preferentemente
en la zona metatarsal y digital.
Tobillo: el tobillo adquiere una posición de
plantarflexión con un aumento del riesgo de
lesiones sobretodo por desequilibrios2.
Pierna: aumento de la actividad del tibial anterior
que intenta contrarrestar la plantarflexión
del pie, si el uso del tacón es continuo la actividad
del tibial se normaliza. (Lee et al,1990)1.
Contracción de los gemelos por elevación del talón1.
Rodilla: se produce una flexión de la rodilla
intensificando la actividad del cuadriceps con
un aumento de la tensión a nivel de la rótula y
aumento de la compresión medial sobre la articulación.
(knittel y Staheli, 1995)1.
A la larga se incrementa el riesgo de artrosis ya que
la rodilla está sometida a un mayor esfuerzo (Casey
Kerrigan et al)4-7,9.
La sobrecarga de la rodilla supone un desgaste del
cartílago y los meniscos. (Pérez Caballé, 2001)5.
Cadera: flexión e inclinación de cadera con
contracción de glúteos1. Se va a producir un
aumento del paso pelviano3.
Columna: aumento de la lordosis lumbar1,3 y
la cifosis dorsal.
Marcha: todos los efectos que se producen a
los distintos niveles van a influir a nivel de la
marcha. Además de la plantar flexión del pie,
la flexión de rodilla, el aumento del paso
pelviano se van a producir:
Limitación del impulso: el pie en la
fase de despegue se sirve de una flexión plantar
para propulsarse, cuando el zapato tiene tacón
la distancia del tacón al suelo es mucho menor
que la del pie sin zapato y por esto en el momento
del impulso el pie no se puede aprovechar
de la misma manera ya que el impulso
podal se reduce mucho.
Disminución de la longitud del paso: con tacones
de aguja de 10 cm de cada dos pasos se
reduce la marcha en medio paso.
Inestabilidad
Conclusiones
Para poder medir con exactitud la altura de tacón
de un calzado se ha de seguir el procedimiento expuesto
anteriormente teniendo que realizar diferentes
mediciones según si el calzado es de calle o
de vestir.
El tacón más adecuado para una persona adulta es
de aproximadamente 2 cm por ser la altura de tacón
que permite un mejor reparto de la presión
entre el antepié y el retropié. Tacones de más de 4-
4,5 cm de altura están totalmente contraindicados.
Hay que tener en cuenta también el ángulo de inclinación
del pie, ya que para igual altura de tacón, los
números más pequeños de calzado deberán inclinar
más el pie y por tanto sufrirán en mayor grado
los efectos nocivos del tacón inadecuado que como
hemos podido comprobar no solo se centran en el
pie sino que va a afectar también el tobillo, rodilla,
pierna, cadera, columna y a la marcha.

Bibliografía
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y aparato locomotor. Ortopedia de pie y tobillo.
Barcelona: Masson, 2003;286-9.
2. Ramiro J, et al. Guía de recomendaciones para el
diseño del calzado. Valencia: Instituto de
Biomecánica de Valencia, 1995.
3. Ducroquet R. Marcha normal y patológica. Barcelona:
Toray-Masson 1972;2-102.
4. http://www.el-mundo.es/salud/2001/430/
987600243.html.
5. http://www.ondasalud.com/edicion/noticia/
0,2458,7871,00.html.
6. http://www.pop-mallorca.com/es/aerzte.html.
8. Viel E, et al. La marcha humana, la carrera y el
salto. Biomecánica, exploraciones, normas y alteraciones.
Barcelona: Masson, 2002;62.
9. http://www.diaromedico.com/reumatologia/
n100401.html.